Fluxus le propone al arte ampliar los límites, cuestiona el concepto de artista, la afirmación del objeto acción concreto y liminal mediante la diversión y el goce de los ejecutantes y espectadores, enfocándose en las acciones sencillas y la vida cotidiana. Reflexiona sobre las formas de conducta y de configuración del arte.
Fluxus corre de un lugar pasivo al espectador, lo ubica en el lugar desde donde surge el producto artístico.
Nos propone como artistas el estatus no profesional en la sociedad, la reducción gestual, la desvinculación con el rol de autor. Nos propone una actitud espiritual de cambio constante, orientarnos en la dirección de una producción artística anónima y colectiva, divertida y útil.
Fluxus es paradójico desde su existencia y no existencia, su “nacimiento”, su devenir y su actitud lo fueron también, por lo tanto no existe fluxus sin paradoja.
La paradoja de su devenir, en donde hay un conflicto entre su propósito de romper con la institución arte y la presentación de la obra Fluxus Olympiad pensada por Maciunas y realizada posteriormente por agentes de la institución del arte hegemónico en el Tate Modern.

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Recorrido sonóro de la cotidianidad.